Pero se acabó, por mucho que dijésemos siempre o nunca, por mucho miedo que nos diera cerrar la puerta, por muchos te quiero olvidados y unos cuantos gracias que nunca lo serán, por mucho que llegásemos a decir o hacer, o igual sentir que llegamos a la meta, al punto de partida.
Y, aunque nunca llegaremos lo que fuimos una vez, nunca sentiremos aquello, ni nos miraremos igual, así que es hora de dejarlo ir.
Me marcho, no sufras y sé feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario